Cuídate con COVAP: Plan de recuperación de los excesos navideños
El final de la Navidad y el comienzo del nuevo año es siempre una fecha emblemática para replanteamientos personales de todo tipo. El comienzo de un año, es una fecha contundente que nos invita a replantearnos e iniciar cosas nuevas.
Es muy normal que durante el periodo navideño, que cada vez es más prologado, hayamos cometido más de una transgresión alimenticia, y es más que probable que tengamos a estas alturas algún kilo de más. Incluso de los que ya teníamos en y que suelen venir acumulados desde el verano. Cuantas veces, con todo el ánimo e ilusión del mundo, y en relación a nuestros hábitos de alimentación y ejercicio, habremos dicho en Navidad: “cuando comience el nuevo año, después de Reyes, voy a…..” y en estos puntos suspensivos hemos hecho mil proyectos. Pues bien, ya estamos en ese punto, y hay que poner en marcha el proyecto. Y ahora ¿por dónde empezamos?
Lo primero, asumir la realidad. No vamos a poder regresar en el tiempo. Sin más lamentaciones del tipo de: “si no hubiera ido a aquel sitio”, “si a ese postre hubiese dicho ¡no!”, etc. No podemos retroceder. Lo hemos hecho mal y hay que asumirlo. En segundo lugar, ponerle números a la realidad, es decir, pesarse. Saber los kilos que hemos acumulado. Si tenemos que ampliar un agujero del cinturón, eso es entre 3 y 4 kilos. No vale especular. Si lo vemos en el peso, nos impactará más.
Una vez asumido todo esto no queda más que ponerse “manos a la obra” y hacerlo teniendo en cuenta estos tres puntos:
1.- Plantearnos un programa de alimentación y actividad física. Si lo necesitamos, lo mejor es acudir a profesionales de, que nos programaran lo que debemos realizar y nos marcarán el camino. No hacer locuras, ni ponernos en manos de cualquiera.
2.-A continuación debemos tener paciencia y no querer resolverlo todo en unos días. Las cosas tienen su tiempo y cuando queremos perder peso, nunca debemos tener prisa, porque al final se nos volverá en contra.
3.-Finalmente, hay que pensar que estamos ante una magnífica ocasión para modificar rutinas en nuestra vida. Aprovechar el momento e incorporar nuevos hábitos de forma permanente. Llevar una alimentación sana de forma continuada, no de forma esporádica y siempre para compensar errores. Realizar actividad física de manera habitual y no como un propósito que siempre dejamos pendiente.
Los buenos hábitos no deben ser “interinos” y “fugaces” en nuestra vida, sino que se deben convertir en “fijos” y de “plantilla” en nuestro quehacer diario.
Ver vídeo: https://youtu.be/YTNVDki6Wvs
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