Las Jornadas de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno ofrecen una amplia visión de la primera vuelta al mundo de Magallanes y El
La organización de la expedición de Fernando de Magallanes se caracterizó por el gran número de dificultades que surgieron para el reclutamiento de marineros, artilleros, oficiales y personal especializado. Así lo ha explicado esta tarde el catedrático de la Universidad de Sevilla y académico de la RAE Juan Gil en la primera de las conferencias de la segunda sesión de las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, que se ha centrado en la historia de la primera vuelta al mundo. El miedo a lo desconocido, las suspicacias que levantaba Magallanes por ser extranjero, las incertidumbres que causaba afrontar un océano más allá del Atlántico pasado el Cono Sur de América y las leyendas que circulaban sobre aquellos territorios inexplorados, eran algunas de las razones por las que reunir los alrededor de 250 tripulantes de la expedición se convirtió en un reto para Magallanes y sus capitanes, entre los que se encontraba Juan Sebastián Elcano.
Para hacer más atractivo el viaje, la corona española ofreció privilegios y elevados sueldos para la tropa, marinería, técnicos, pilotos y demás tripulación, sin embargo, no fue suficiente. Juan Gil ha recorrido con todo detalle cómo se realizó el reclutamiento y cómo se acopiaron los suministros y bastimentos. “Cómo en Sevilla no encontraban personal cualificado, Magallanes envió a sus capitanes a buscar gente que quisiera enrolarse en Málaga, Huelva y Cádiz”, ha expresado el académico. Incluso así, no se consiguió el objetivo y por ello se autorizó a enrolarse en la tripulación a extranjeros: griegos, venecianos, sicilianos, portugueses, franceses, ingleses, genoveses, entre otros, siempre que probaran su valía. “Eso levantó muchas suspicacias entre los castellanos, que llegaron a advertir la posibilidad de motines y de que los extranjeros se pusieran de acuerdo para hacerse con los barcos”, ha concluido Gil, quien ha señalado que la expedición estuvo marcada por la poca armonía que había en la tripulación. Para Gil no hay duda de que la aventura de la vuelta al mundo es claramente española porque incluso Magallanes, una vez que llega a Castilla y es nombrado caballero de la Orden de Santiago y se le dan honores y se le acoge, puede ser considerado castellano. Es una aventura española en la que hay portugueses, pero también hay de otras naciones, ya que de las 250 personas que integraron el viaje, 100 no eran españoles y sólo 30 eran portugueses. De este modo, Juan Gil cree que este hecho histórico puede ser considerado como un éxito también europeo.
La expedición fue un logro global que estuvo plagado de problemas. Las crónicas, en especial el relato de Antonio Pigafetta, nos ofrecen al detalle los sufrimientos y la lucha que mantuvieron los integrantes de esa armada, que partió el 10 de agosto 1519 desde Sevilla. Consuelo Varela, profesora de investigación en la Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla, ha realizado una amplia disección de lo que ocurrió en el tramo final del viaje y qué ocurrió con sus protagonistas. Varela ha expresado que de los alrededor de 250 hombres que salieron de Sevilla, consiguieron llegar a España 35, en varias fases. Los primeros que llegaron, el 6 de septiembre de 1522, iban capitaneados por Elcano. Tras ello, tuvieron que viajar a Valladolid a relatar toda su aventura y Pigafetta comenzó a hacer público todo lo acontecido en el viaje. Varela ha señalado que Elcano y sus segundos tuvieron que responder a un cuestionario de 14 preguntas muy exigentes, sobre todo por lo ocurrido con Magallanes, y después de ello le fueron otorgados honores. Pronto la gesta fue conocida, gracias también a Pigafetta, por los reyes de Portugal, Francia y por el Papa Clemente VII.
Las especias, una razón de peso.
Las especias constituyeron la principal razón para emprender el viaje a lo desconocido. Aunque en la España de la época, que venía de la Reconquista, existía un destacable espíritu de aventura y de seguir incorporando territorios a la corona, la necesidad de conseguir especias se convirtió en un motivo más que suficiente para “montar una armada” que viajara a oriente a por estos productos. En realidad, entonces no tenían conciencia de querer dar la vuelta al mundo. Salvador Bernabéu, miembro de la Real Academia de la Historia y rector de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha explicado en su ponencia, titulada ‘El Viaje’, que “el encarecimiento de las especias debido a los problemas con las rutas que traían estos productos por el Mediterráneo por los conflictos con los musulmanes, supuso que la corona se planteara buscar otras rutas para conseguir canela, clavo, nuez moscada, pimienta, azafrán, entre otras, que eran muy necesarias”. Benabéu ha señalado que el surgimiento de una burguesía y de una clase adinerada y amante del lujo y del sabor en las comidas hace que la demanda de especias vaya en aumento. Además, estos aditivos eran fundamentales para la conservación de la carne y de otros productos y se les atribuían poderes medicinales y afrodisiacos.
De hecho, tras relatar todo el viaje de Magallanes y Elcano con sumo detenimiento y afirmar que los componentes de aquella aventura vivieron “muchos sufrimientos” por la ineficiencia de Magallanes y de sus capitanes, Bernabéu ha expresado que el grueso de la expedición se sufragó con el dinero que se consiguió con la venta del clavo que trajeron los supervivientes de este histórico viaje.